Munster 12–0 All Blacks (1978): la tarde en que Thomond Park hizo historia

El 31 de octubre de 1978, un Munster dirigido por Tom Kiernan firmó la única derrota de los All Blacks en su gira europea y se convirtió en el primer equipo irlandés en vencer a Nueva Zelanda, con un 12–0 que aún define la identidad de la provincia.

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Estadio: Thomond Park, Limerick (Irlanda)
Fecha: 31 de octubre de 1978
Competición: Gira de Nueva Zelanda por el hemisferio norte 1978 – Partido de tour (no test internacional)
Árbitro: C. Thomas (Gales)
Asistencia: 12.000 espectadores
Resultado: Munster 12 – 0 Nueva Zelanda

Anotadores de Munster:
– Ensayo: Christy Cantillon (5 pts)
– Conversión: Tony Ward (2 pts)
– 2 drops: Tony Ward (6 pts)

Anotadores de Nueva Zelanda:
– Ninguno (0 pts)

Incidencias:
– Única derrota de los All Blacks en su gira de 1978 por el hemisferio norte.
– Primer triunfo de un equipo irlandés (club o selección) frente a Nueva Zelanda.

El 31 de octubre de 1978, en Thomond Park (Limerick), Munster derrotó 12–0 a los All Blacks en un partido de gira que se convertiría en el mayor símbolo de la identidad de la provincia. Fue la única derrota neozelandesa en la gira del Grand Slam de 1978 (17 victorias y 1 derrota) y la primera vez que cualquier equipo irlandés –club, provincia o selección– vencía a Nueva Zelanda. El encuentro reunió a unas 12.000 personas de asistencia oficial, aunque con el tiempo decenas de miles más han asegurado haber estado allí.

Munster, dirigido por el ex capitán de Irlanda y de los British & Irish Lions Tom Kiernan, afrontó el partido como el gran objetivo de la temporada. Kiernan había jugado contra los All Blacks en 1963 y 1973 y diseñó una preparación específica, incluida una breve gira por Londres con partidos ante Middlesex y un combinado de London Irish, para afinar la condición física y los automatismos de su equipo.

Enfrente estaba un equipo neozelandés capitaneado por Graham Mourie, que buscaba completar un tour perfecto con victoria ante las cuatro Home Nations y pleno de triunfos en los partidos de gira.


El ensayo de Cantillon y el primer golpe de Ward

Desde el inicio, Munster dejó claro que no iba a limitarse a resistir. Las crónicas irlandesas hablan de un equipo que “persiguió, acosó y arruinó la posesión de los All Blacks” desde el primer minuto, hasta desbordar la paciencia de los visitantes.

El marcador se abrió en la primera parte. Tras una touche en campo neozelandés, Munster construyó una jugada que ha pasado a la mitología del club: el apertura Tony Ward ejecutó una paada por encima de la defensa, el ala Jim Bowen recogió el balón y avanzó por el ala antes de ceder dentro a Christy Cantillon, que apoyó el único ensayo del partido. Ward convirtió para el 6–0.

Poco después, la presión irlandesa volvió a dar resultado. Los All Blacks cometieron un error en la salida de balón y Munster volvió a instalarse en su mitad de campo. Ward aprovechó la situación con un drop goal que llevó el marcador al 9–0 antes del descanso.


Defensa feroz y segundo drop: el 12–0 definitivo

En la segunda parte, Nueva Zelanda mejoró en posesión y territorio, pero cada intento de ataque chocó con una defensa de Munster que muchas fuentes describen como feroz y obsesiva en el placaje.

Uno de los momentos más recordados llegó con el placaje del centro Seamus Dennison sobre el ala Stu Wilson, rememorado años después en The Irish Times como una acción que “levantó al público y demostró que los All Blacks también eran humanos”.

Con el paso de los minutos, la frustración neozelandesa fue en aumento. Según el relato de ESPN y otros medios, la presión continua de Munster provocó errores poco habituales en una línea de tres cuartos normalmente muy segura.

La sentencia llegó en el tramo final. Tras una patada diagonal de Ward que obligó a Stu Wilson a conceder un scrum a cinco metros, Munster recuperó la posesión y el propio Ward firmó su segundo drop goal de la tarde, completando el 12–0 que sería ya definitivo.

Los All Blacks, que según las estadísticas no se quedaban sin anotar en un partido de gira desde 1963, terminaron el encuentro sin puntos. Mourie reconoció después que Munster había ejecutado mejor el propio plan de juego neozelandés, basado en la presión y la reducción de errores.


“Kamikaze tacklers”: la etiqueta que dejó el partido

La intensidad defensiva de Munster marcó tanto a los visitantes que el seleccionador neozelandés Jack Gleeson definió al rival como un equipo de “kamikaze tacklers”, placadores kamikaze, para describir la agresividad con la que se lanzaban al contacto.

En una reflexión posterior recogida por medios especializados, Gleeson llegó a advertir de que, si otros equipos imitaban el enfoque de Munster y hacían “todo lo posible por impedir que los All Blacks desplegaran un juego de quince hombres”, las giras y el propio espectáculo podrían resentirse.

Desde el lado irlandés, esa crítica se leyó justo al revés: como la confirmación de que Munster había encontrado el plan perfecto para frenar a la selección más dominante del mundo, aun a costa de dejar el cuerpo en cada placaje.

El propio Stu Wilson, ala de Nueva Zelanda aquel día, recordaría con los años que “tuvimos suerte de irnos a cero” y comparó el ruido de las 12.000 personas en Thomond Park con el de un estadio de 100.000 espectadores.


Cómo lo vieron en Irlanda y en Nueva Zelanda

En Irlanda, periódicos como el Irish Examiner, el Irish Independent o RTÉ coinciden en describir el 12–0 como una mezcla de coraje, disciplina defensiva y oportunismo. Las crónicas de la época hablaban de los All Blacks “derribados como bolos” ante una grada que celebró cada placaje como una anotación.

La IRFU y Munster Rugby sitúan aquel partido como un punto de inflexión en la historia del rugby de la provincia, hasta el punto de que la victoria inspiró un libro (Stand Up and Fight: When Munster Beat the All Blacks) y una obra de teatro (Alone It Stands), piezas que han contribuido a mantener vivo el relato durante décadas.

En Nueva Zelanda, medios como el NZ Herald han descrito la derrota como “una de las más impactantes” en la historia de los All Blacks, el único borrón de una gira que por lo demás fue perfecta y un recuerdo que, incluso 40 años después, seguía apareciendo cada vez que los neozelandeses regresaban a Limerick.


Un partido convertido en mito

Con el tiempo, el Munster 12–0 All Blacks se ha convertido en algo más que un marcador. Resume varias ideas que definen la identidad de la provincia:

  • La capacidad de competir contra cualquiera en Thomond Park.
  • La importancia de la defensa y el sacrificio como seña de identidad.
  • El orgullo de haber sido, durante casi cuatro décadas, el único equipo irlandés capaz de derrotar a los All Blacks, hasta la victoria de Irlanda en Chicago en 2016.

Entre el ensayo de Cantillon, los dos drops de Ward, los placajes de Dennison y la etiqueta de “kamikaze tacklers” lanzada desde el propio banquillo neozelandés, aquella tarde de 1978 sigue ocupando un lugar central en la memoria colectiva de Munster y en la historia del rugby mundial.


Fuentes consultadas:
IRFU / IrishRugby.ie · Munster Rugby · RTÉ · Irish Examiner · Irish Independent · The Irish Times · ESPN · NZ Herald · RugbyPass · Wikipedia (1978 NZ tour; Munster–NZ history)

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