Los duelos entre Francia, Nueva Zelanda, Escocia y sus respectivos rivales dejaron una jornada sin sobresaltos, marcada por la diferencia de ritmo, la claridad ofensiva de los favoritos y el escaso margen de respuesta de Australia, Gales y Tonga. Tres partidos distintos en matices, pero unidos por un mismo patrón: los equipos más sólidos impusieron su plan desde el principio.
Francia 48–33 Australia
En París, Francia superó a Australia por 48–33 en un encuentro de ritmo muy alto y marcado por la capacidad francesa para acelerar en momentos concretos. El partido tuvo un punto de inflexión al filo del descanso, cuando una secuencia de fases rápidas permitió a Francia enlazar dos ensayos y abrir una distancia que los Wallabies ya no pudieron cerrar. Reuters destacó que Francia “aprovechó cada pérdida australiana para castigar en transición”, mientras que L’Équipe subrayó la influencia de los tres cuartos franceses en los metros finales.
Australia ofreció tramos competitivos y llegó a acercarse en el marcador mediada la segunda parte, pero volvió a caer en errores de organización defensiva cuando Francia aceleró el ritmo. Al terminar el encuentro, Fabien Galthié señaló que el equipo mostró “personalidad con balón, pero debe ser más constante sin él”, mientras que el técnico australiano reconoció que “Francia castigó nuestros fallos con demasiada facilidad”. El resultado reflejó un choque abierto, con fases vistosas, pero donde la estructura francesa y su velocidad en el último pase marcaron las diferencias.
Gales 26–52 Nueva Zelanda
En Cardiff, Nueva Zelanda se impuso con claridad por 52–26 en un encuentro en el que la diferencia de ritmo se hizo evidente desde los primeros minutos. Los All Blacks encontraron espacios con facilidad en las transiciones y explotaron cada pérdida galesa para castigar con velocidad en los costados. The Guardian señaló que Nueva Zelanda “marcó territorio desde el primer cuarto de hora”, mientras que WalesOnline lamentó que Gales “no lograra ajustar su línea defensiva en ningún tramo sostenido del partido”.
Tras el encuentro, Scott Robertson valoró la actuación de su equipo destacando “un avance importante en cohesión y ritmo”, subrayando la solidez en las fases de aceleración. Desde el banquillo galés, Steve Tandy reconoció que su selección “no pudo responder al cambio de velocidad de Nueva Zelanda” y que todavía necesitan “estabilidad defensiva y consistencia” para competir contra rivales de este nivel.
Gales mostró orgullo en fases puntuales, especialmente cuando encadenó varias posesiones rápidas a mitad del segundo tiempo, pero la defensa volvió a sufrir cada vez que Nueva Zelanda aceleró el ritmo. La exigencia del calendario se hizo notar una vez más en un equipo que continúa en proceso de reconstrucción.
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Escocia 56–0 Tonga
En Edimburgo, Escocia firmó una victoria contundente por 56–0 ante Tonga en un test donde la diferencia física, táctica y de ritmo quedó clara desde muy pronto. El equipo local dominó el contacto, aseguró cada plataforma ofensiva con limpieza y movió el balón con mucha fluidez en campo rival. El marcador se abrió con rapidez y, a partir de ahí, Escocia controló todos los aspectos del juego sin permitir a Tonga asentarse. Reuters destacó que Escocia “volvió a encontrar orden y eficacia tras las derrotas recientes”, mientras que The Scotsman habló de “una actuación sólida que devolvió confianza al grupo”.
Desde el banquillo escocés, el seleccionador valoró la madurez del equipo en un encuentro que podía haber derivado en relajación: aseguró que buscaban “volver a sentirse cómodos con su identidad” y que el equipo “respondió con la intensidad que se pedía”. Tonga, por su parte, mostró esfuerzo y entrega en defensa, pero no logró mantener la posesión ni generar continuidad en ningún tramo, quedándose sin opciones de respuesta ante el ritmo escocés.
En conjunto, los tres partidos reforzaron la jerarquía esperada: los equipos mejor asentados cumplieron sin sobresaltos, aunque cada uno lo hizo desde dinámicas distintas. Francia mostró pegada y aceleraciones peligrosas, pero todavía convive con fases de desconexión que permiten sostener a sus rivales más de lo previsto. Nueva Zelanda impuso su ritmo desde el primer cuarto de hora, marcando diferencias en cada transición y sin necesidad de alcanzar su techo competitivo para doblegar a Gales. Escocia, mientras tanto, aprovechó su duelo ante Tonga para recuperar sensaciones y reconstruir confianza tras semanas irregulares.
En el lado opuesto, Australia, Gales y Tonga ofrecieron tramos de carácter, pero sufrieron en cuanto sus rivales aceleraron o elevaron la exigencia física. Fue una jornada sin giros inesperados, donde la lógica se impuso desde temprano y donde cada encuentro confirmó distancias competitivas que ya se intuían.
Fuentes consultadas
Reuters · The Guardian · WalesOnline · The Scotsman · L’Équipe