Los Leones entran en la nueva competición de World Rugby con seis test garantizados por ciclo y un papel clave en el Grupo A, pero sin acceso inmediato al Nations Championship
La creación de la World Rugby Nations Cup cambia por primera vez en años el paisaje del rugby internacional para España. A partir de 2026, los Leones formarán parte de una competición estable con seis partidos garantizados en cada ciclo (julio y noviembre), frente a selecciones de nivel similar en el segundo escalón mundial. Es, a la vez, una gran oportunidad y un recordatorio claro de cuál es, hoy, el lugar de España en el mapa oval.
Según han explicado tanto World Rugby como la Federación Española de Rugby (FER), la Nations Cup será la “pieza central” de la renovación del calendario internacional para los equipos que no están en el Nations Championship y servirá como preparación directa hacia el Mundial de Australia 2027.FERugby+1 La competición se jugará en años pares (2026, 2028, 2030…), ocupando las ventanas de julio y noviembre, con seis jornadas en total.
España estará encuadrada en el Grupo A, junto a Georgia, Portugal, Rumanía, Hong Kong China y Zimbabue, mientras que el Grupo B reunirá a Uruguay, Estados Unidos, Chile, Tonga, Canadá y al ganador del torneo final de clasificación mundialista (Samoa o Bélgica).FERugby+1 El formato es cruzado: en julio, las selecciones del Grupo A viajarán para enfrentarse a rivales del Grupo B; en noviembre será el turno de las americanas y del Pacífico para jugar en Europa. Cada equipo disputará tres partidos fuera y tres en casa, con un campeón por grupo determinado por el sistema clásico de puntos y bonus.
Para España, el primer impacto es logístico y deportivo: por fin habrá un calendario fijo de test de nivel, algo que la FER llevaba años reclamando. La federación destaca que esta “emocionante nueva competición” garantizará un volumen de partidos de preparación que antes dependía de invitaciones puntuales o acuerdos bilaterales.FERugby+1 En la práctica, Pablo Bouza y su cuerpo técnico sabrán con mucha antelación contra quiénes se medirán los Leones, cuándo viajarán a América o al Pacífico y qué citas tendrán en noviembre en casa. Eso facilita la planificación física, la construcción de la lista de jugadores y la relación con clubes y franquicias.
El segundo impacto es competitivo. España compartirá escenario con selecciones que conoce bien (Portugal, Rumanía, Georgia) y otras contra las que rara vez tenía la oportunidad de medirse en un marco estructurado (Estados Unidos, Canadá, Tonga, Chile, Uruguay…).Diario AS+1 No se trata solo de “jugar más”, sino de hacerlo en un entorno reconocible, con puntos en juego, bonus ofensivos y defensivos, y una clasificación que será referencia para el ciclo mundialista.
Todo esto llega, además, en un momento en el que el rugby español está intentando dar un salto hacia la profesionalización. La FER ha empezado a ofrecer ayudas económicas a un núcleo de jugadores de la selección y del proyecto Castilla y León Iberians, con el objetivo de que puedan entrenar y competir en condiciones más cercanas a un entorno profesional.RugbyPass En ese contexto, disponer de una competición internacional estable como la Nations Cup encaja con la hoja de ruta: da sentido a esas inversiones y pone fecha y rivales a la evolución del equipo.
La cara menos amable del nuevo sistema es el techo estructural. La propia documentación de World Rugby y los comunicados de FER recuerdan que los mecanismos de ascenso y descenso entre Nations Championship y Nations Cup no se empezarán a estudiar hasta 2030, lo que en la práctica significa que, al menos durante las primeras ediciones, cada torneo funcionará como una división cerrada.FERugby+1 España podrá mejorar, ganar partidos y consolidarse… pero sin un camino inmediato para acceder al grupo donde compiten Francia, Irlanda, Inglaterra, Sudáfrica o Nueva Zelanda.
En términos de imagen, la Nations Cup sitúa a España de forma clara en el Tier 2 alto, junto a selecciones que también aspiran a crecer. Es un reconocimiento implícito al trabajo realizado en los últimos años y una oportunidad para que el equipo se muestre ante audiencias nuevas, especialmente en América. A la vez, recuerda que la élite sigue un escalón por encima, protegida en un torneo propio con su propia final anual.
A largo plazo, la participación en la Nations Cup puede conectarse con proyectos más ambiciosos, como la posibilidad de que España aspire a organizar un Mundial en 2035, algo que se ha mencionado en foros internacionales como una opción real si el desarrollo del rugby español se mantiene en la línea actual.Sportcal Un calendario de selecciones sólido, con partidos en casa ante rivales reconocibles, ayuda también a construir afición, llenar estadios como Zorrilla o Butarque y demostrar que el país puede responder cuando el rugby llama a la puerta.
En resumen, la Nations Cup coloca a España en una nueva fase de su historia internacional: más seria, más estructurada y con más partidos de nivel que nunca. Pero también deja claro que el acceso al Nations Championship y a la élite mundial no será inmediato ni sencillo. Los Leones ganan un escenario estable, pero el reto será convertir esa estabilidad en crecimiento real, sin perder de vista que, de momento, el techo sigue ahí arriba, todavía sin abrirse del todo.